Humanidad compartida
En la universalidad vital de la experiencia humana/humanidad compartida
Somos una persona entre muchas en nuestra casa, nuestra familia, nuestro edificio, nuestro barrio, nuestro trabajo, nuestra ciudad, nuestro país, nuestro continente...
con todo tipo de experiencias naturales con nuestra condición de humanos (bellas / satisfactorias / plenas / divertidas / placenteras,... y dolorosas / de incertidumbres / de inseguridades/ de tristeza,...) compartidas e interconexionadas (similares) por muchos y
Estamos hechos de la misma tela y tendemos a preocuparnos por las mismas cosas que preocupan en nuestros contextos (familia y comunidad);
todos somos interdependientes y formamos parte de un todo más amplio, de la humanidad y del universo, y todos y cada uno tenemos libertad de elección,
cada una de las personas que componemos la humanidad somos y actuamos (nos comportamos) diferentes a pesar de la conceptualización diagnóstica de "normalidad" que invade hoy en día el comportamiento psicológico (la "salud mental"), que
niega nuestras diferencias e induce a que cada uno de nosotros (y nuestro entorno social y familiar) nos estemos siempre comparándonos, con el "ser humano normal", con un patrón cultural "normal", con un patrón educacional "normal"..., en lugar de compararnos con nosotros mismos, dificultando nuestra autoafirmación y crecimiento personal;
y nuestras diferencias alcanzan a "nuestros problemas" que, aunque son comunes a toda la humanidad, a su vez son diferentes e individuales porque nacen, emergen, de nuestra propia historia de aprendizaje (diferente en cada persona),
cómo cada uno de nosotros, a través de miles de interacciones desde los primeros años de vida, hemos aprendido tanto a derivar pensamientos y emociones como a reaccionar a esos pensamientos y emociones con
un determinado propósito, una función idiosincrática comprensible y discriminable dentro de una perspectiva de la diversad humana-;
-todos vivimos aquí y ahora, y no hay ningún otro lugar donde la vida suceda, nadie puede percibir, notar, sentir... nada directamente más que el presente y
en este presente todos, y a veces no somos conscientes, tenemos representaciones conceptuales muy útiles, que nos ayudan con flexibilidad y desapego, a considerar el pasado y planificar el futuro y, a veces,
nuestra mente se nos muestra insensible y sin perspectiva, inútilmente se abstrae, se apega, nos atrapa, de forma recurrente, excesiva y rígida, se pierde con prejuicios, historias pasadas y rumias en el pasado o nos empuja con preocupaciones en un impredecible futuro, perdiendo la visión de la transitoriedad, lo pasajero, la caducidad, y entonces
no prestamos atención, perdemos el contacto con el presente (con la vida, nuestra vida), con nuestras experiencias externas e internas actuales, en nuestro entorno, con nuestras oportunidades, para actuar conforme lo que verdaderamente nos importa, que aparecen y desaparecen, escapan, rápidamente, cada segundo, minuto, hora, día,...)-;
-todos tenemos unos valores, esperanzas, sueños, aspiraciones, deseos, individuales, elegidos personalmente (¿cómo queremos vivir nuestra vida?) en distintos ámbitos
(pareja, amigos, hijos, familia, salud, autocuidado, crecimiento personal, educación, trabajo, ocio, espiritualidad, comunidad...),
con los que libremente podemos comprometernos, que son una oportunidad vital, dan un sentido a nuestra vida (como un proceso de vida, un faro que nos guía, incluso en las tormentas emocionales), que nos motivan, nos incitan a mejorar e impulsan nuestras acciones cotidianas, pero
en algunas ocasiones abandonamos actividades, relaciones, objetivos... porque no somos capaces de encontrar nuestros valores y hacerlos explícitos, viviendo desconectados de ellos en el proceso de vivir, incluso guiados por un apego excesivo por una parte
a resultados (a corto o largo plazo, muchos impredecibles y que no dependen del todo de nosotros), a metas, a objetivos (tan pronto como alcanzamos uno nos planteamos otro, muchas veces sin valorarlo), que generan insatisfacción (cada vez que son alcanzados, necesitamos más...) , y por otra a
valores impuestos (no elegidos libremente) por capricho social del momento, por reglas de cumplimiento, estándares altos y rígidos, por coacciones, razones, justificaciones y manipulaciones familiares, sociales, culturales, espirituales, "seguimiento" a personas con apego, "importantes", incluso al terapeuta... (la trampa vital de los "debería", y los "tendría que"... reglas de comportamiento y "educación" para lograr la aprobación de los demás), que nos apartan de nuestro proceso vital, de vivir el día a día como realmente anhelamos vivir, y por otra
a motivaciones o sentimientos que van y vienen, sin perspectiva, sin tener en cuenta lo que más deseamos en nuestra vida ("ahora tengo ganas de"..., "me apetece", "prefiero esto", "esto es importante pero en este momento no me motiva"...), y por último
a barreras y obstáculos evaluados negativamente, para elegir las posibilidades que la vida nos ofrece, basados en miedo al rechazo, al fracaso, a ser herido, a ser traicionado, a la inseguridad, a ser asustado o a ser evaluado negativamente por las propias capacidades, o por incapacidad -;
-todos vivimos en un universo socioverbal, aprendemos e interiorizamos un lenguaje a través del cual percibimos el mundo, una capacidad verbal, una mente
(un proceso cognitivo con habilidades verbales y simbólicas para pensar, relacionar fenómenos, planificar, clasificar, categorizar, comparar, juzgar, evaluar, recordar, evitar, predecir... bajo el control de indicios del contexto de forma arbitraria, subjetiva),
que estructura nuestro mundo en reglas
(historia de fuertes influencias que conducen a un aprendizaje social y cultural arbitrario, en una amplia comunidad verbal, de redes relacionales que interaccionan entre sí ),
reglas que comprendemos, seguimos, reaccionamos y respondemos ante ellas desde niños (a veces inmediatamente, sin darnos cuenta, sin elaboración, y otras con elaboración y extensión) que también las construimos sobre nosotros y sobre nuestro entorno social y físico, y sobretodo sobre nuestra propia conducta (incluidos nuestros pensamientos y emociones) y las consecuencias de ella,
siendo la mente una herramienta de doble filo:
múltiples ventajas frente a los animales no humanos (ventaja evolutiva), si la controlamos, para responder a los problemas del mundo externo y social (resolver dificultades en el entorno físico, prediciendo, evaluando, evitando peligros...);
en muchas ocasiones, ante una situación/emoción dolorosa (incluso positiva), nos apegamos a nuestro mundo interno, a nuestra historia y entonces nos controla, nos manda, nos domina,
tiene una función dañina (desventaja), produciendo inflexibilidad / rigidez (psicológica y conductual) e hiperreflexibidad psicológica (estancamiento / enredo / evitación / deterioro / interferencias / impulsividad...), a veces anulando la transcendencia y la autocompasión, que
hace aumentarlo, transformándolo en sufrimiento e impide mejoras, dominando la palabra sobre la conducta (todas las personas tendemos a quedar atrapados en las mismas trampas mentales que nos impiden nuestro crecimiento, incluso entrar en procesos perjudiciales) y
todos en ocasiones, al fusionarnos con el lenguaje de manera literal, no logramos discriminar, distinguir entre el mundo virtual de la todopoderosa mente, tal y como lo concebimos verbalmente (las palabras son solamente palabras), y el mundo que experimentamos directamente (ni el dolor natural, por una circunstancia del mundo real, del sufrimiento psicológico por dicho dolor en el mundo virtual)-;
-a todos desde pequeños (incluida la adolescencia), en nuestro pasado, nuestro entorno social nos enseñó que tenemos que tener explicaciones para nuestros comportamientos y que tienen que ser correctas y lógicas, coherentes, y como consecuencia todos tenemos construido "nuestro mundo" con una historia
(una estrecha narrativa de la historia subjetiva que ha construido nuestra mente) con pequeños fragmentos de nuestra vida sobre quiénes somos, cómo hemos llegado hasta el momento presente y las razones (creemos que son únicas y absolutamente ciertas),
para tener un patrón de conducta fijo, "estancado" e inamovible que justifica el comportarnos como lo hacemos ahora y en nuestro futuro (pero esa historia, ¿es útil y viable siempre, aunque pueda ser en gran parte cierta?); la mente en todos los seres humanos puede crear diferentes historias, con otros fragmentos de la vida (arbitrarios), explicaciones y razones para todo, e incluso con los mismos eventos;
ninguno de nosotros puede conocer, y rememorar, verdaderamente toda la historia personal y los contextos que han afectado a nuestro comportamiento y continúan haciéndolo
(más bien, nuestra mente tiene una comprensión imperfecta de nuestras vidas, lo que nos deja con historias, justificaciones y descripciones que, a pesar de hace referencia a muchos hechos y proporcionar descripciones de patrones de comportamiento, pueden restringir en gran medida nuestra capacidad para responder con flexibilidad a las situaciones o cambiar según sea necesario)-,
-todos los humanos (la mente de cada uno) a veces conceptualizamos (a nosotros mismos, "yo soy", "yo no soy", "yo no puedo", "nadie me/a mí", "todos me/a mí"... y también a los demás, incluso a los objetos), nos apegamos sin perspectiva con una telaraña de categorías, clasificaciones, interpretaciones, evaluaciones y expectativas, no necesariamente del todo verdaderas, que,
dependiendo de su estabilidad, cómo están sustentadas, nos conducen a relacionarnos con las otras personas (y con nosotros mismos) conforme a nuestras ideas respecto a ellas, sobre las historias que la mente nos cuenta (al margen de su historia rica y compleja de cada persona, como la nuestra) y
se fusionan, nos limitan y se muestran inútiles, colocando barreras con la experiencia real directa (una experiencia real que tiene que ver más con la expresión "a veces") con los demás (y con nosotros mismos), dificultando/impidiendo nuestro crecimiento, empoderamiento y cambio-;
-en casi todos, nuestra mente necesita tiempo, le cuesta, reconocer y verbalizar nuestras virtudes, nuestros talentos, nuestras habilidades, nuestros puntos fuertes, nuestras fortalezas y, por el contrario, de forma inmediata es capaz de encontrar nuestros "defectos, nuestras debilidades y amenazas-
-la vida en el ser humano es un camino hacia el crecimiento continuo que no es perfectamente recto, sino un trayecto sinuoso, con curvas y baches, con giros, desvíos, vueltas, cambios de dirección y sentido, donde los dolores psicológicos (el malestar, los sentimientos difíciles...) son reacciones naturales; experimentar el dolor es consustancial e inseparable al ser humano "sano", a nuestra existencia
(es imposible construir una vida sin experiencias y emociones adversas, negativas y sin dolor: desesperanza, pérdidas, incertidumbre, miedo al desprendimiento de objetos, ideas, personas..., miedo al cambio, miedo a tener expectativas altas, miedo a problemas de salud, miedo al rechazo, deseos insatisfechos, disgustos inesperados, experiencias físicamente dolorosas, relaciones interpersonales familiares, laborales y sociales complicadas, evaluaciones negativas, tropezones en proyectos, miedo al fracaso, recuerdos difíciles de llevar, deseo de tener razón, problemas económicos,...)-;
-todos hablamos con nosotros mismos de una manera continua aunque muchas veces no somos conscientes de que lo estamos haciendo, de su presencia; todos de fondo tenemos una voz, nuestra mente, que está narrando, comentando (qué hacer, cómo actuar, qué rechazar, qué aceptar, qué evitar...) nuestra vida, nuestra historia (ahora mismo cuando lees esta idea estás opinando si estás de acuerdo, si merece la pena seguir leyendo, corroborando, contrastando, juzgando, comparando...)-;
-en la actualidad, nuestra sociedad, nuestro contexto (convención) social, nos manda reiteradamente, a todos, mensajes (publicitarios, ¿igual son incorrectos...?) con el fin de obtener objetos, de adherirnos a ideas, creencias e ideologías, de relacionarnos con determinadas personas (y de determinado modo), para obtener "seguridad y satisfacción", para dar "sentido a nuestra vida" y alcanzar el "bienestar" y la "felicidad" en cada momento,
incitándonos a ser siempre optimistas, siempre alegres, siempre radiantes, siempre en situación de bienestar; nos proyectan "lemas" que nos muestran que los pensamientos (sensaciones, sentimientos, las emociones negativas) problemáticos, desordenados, son nuestros enemigos y se pueden y deben controlarse, disminuirse, reestructurar, eliminar, cambiar...
"hay que eliminar el dolor" para poder vivir bien, para lograr ser una persona plena, valiosa y valorada, para que nos admiren y salgamos ilesos de las evaluaciones de los demás, para poder ser feliz, para vivir nuestros sueños, para encontrar mejor trabajo, para disfrutar con las relaciones, para tener una autoestima alta,...-;
-todos en alguna ocasión (incluso sin darnos cuenta, sin tener conciencia) nos encontramos apegados, atrapados, fusionados, en un sistema que enreda nuestra vida y nos esforzamos, luchamos insistentemente, utilizando conductas, estrategias
(herramientas que pone la sociedad, nuestros padres, nuestra historia, a nuestra disposición, y a veces con el disfraz de una acción socialmente sana y positiva), cuya función principal puede ser reducir, evitar o escapar (de la culpa, de la vergüenza, de las opiniones negativas, humillación, de los demás...)
con el propósito de controlar nuestros pensamientos, emociones, sentimientos problemáticos, para disminuir (incluso eliminar, huir de ellos) el sufrimiento, aunque sea a corto plazo por nuestro "bienestar"
(cambiamos de tema, nos hacemos superficiales, hacemos constantemente bromas, negamos que haya problemas presentes, miramos hacia otro lado, nos enfadamos, nos ponemos agresivos, culpamos y criticamos a los demás, incluso a nuestra familia, nos frustramos siempre con los comportamientos de los demás, hablamos mucho sin parar, opinamos como expertos siempre de todos los temas sin escuchar, nos distanciamos, nos adormecemos, con mutismo, utilizamos palabras incongruentes con nuestros afectos, nos hacemos los despistados y olvidadizos, mentimos, planificamos constantemente, argumentamos y reflexionamos excesivamente, nos distraemos, viendo series y películas, en interminables videojuegos, hacemos deporte, procrastinamos, discutimos e intentamos convencer, insistimos en tener siempre razón, no nos quedamos callados, llevamos el tema de todas las reuniones, hablar extensamente sin escuchar ni permitir opiniones, buscamos tranquilidad hablando a los demás constantemente de nuestros problemas, nos retiramos silenciosamente de una relación, rechazamos actividades, relaciones o trabajos desafiantes, evitamos la intimidad y la amistad, evitamos el cuidado y la atención, nos aislamos en casa, nos metemos en la cama durante mucho tiempo, simulamos enfermedades y dolores para aislarnos, viajamos sin parar, queremos y buscamos sentirnos siempre felices, hablamos siempre del pasado y/o del futuro, evitamos la soledad, conformismo y complacencia con relaciones, situaciones, trabajo,... insatisfactorios, mantenemos constantes conversaciones en redes, intentamos desarrollar nuestra autoestima, nos asesoramos, buscando en internet lecturas de terapias, leyendo libros de autoayuda, nos medicamos, comemos demasiado y a deshoras, hipnósis, bebemos alcohol, jugamos, apostamos, hacemos ejercicios de relajación, cuidamos de mascotas, ayudamos voluntariamente a los demás, nos implicamos en el trabajo sin horarios,...)
y al evitar estamos siguiendo reglas sobre el control de eventos privados (sentimientos, pensamientos, recuerdos, sensaciones corporales, etc.) como requisito previo para vivir bien la vida, cuando el control de todos esos eventos es prácticamente siempre imposible y las consecuencias de hacerlo por lo que tienden a aumentar-
-a todos a veces nos cuesta cambiar, desapegarnos, dejar espacio y soltar de lo que nos sucede internamente, bajo el mando y dominio de nuestra mente (pensamientos, emociones, recuerdos, historias...), y
casi siempre la lucha, todos los esfuerzos, con las estrategias y razonamientos que empleamos (los que nos ha enseñado la sociedad, nuestros padres y nuestra historia), nos llevan a sentirnos atrapados, agobiados, con más problemas (más grandes) y más dificultades y nos retrasan o nos hacen abandonar planes más importantes para nuestra vida o no nos dejan elegir (que nuestras manos, pies... actúen) y todos, en esas circunstancias,
nos podemos sentir culpables y a veces llegamos a responder a nosotros mismos negándonos la amabilidad, el afecto, la sensibilidad a nuestras dificultades y vulnerabilidades-;
-todos los humanos tenemos alguna vez vergüenza, siendo una experiencia quizás de las más dolorosas;
cuando sentimos vergüenza, nuestra mente nos focaliza en autojuicios, autocríticas, con pensamientos sobre inadecuado que somos y podemos quedarnos “en blanco”, con sentimientos de estar indefensos, expuestos, vulnerables e incluso inferiores, con ganas de escondernos, retirarnos o desaparecer de la vista de los demás-;
-todos en muchas ocasiones hacemos con nuestro cuerpo (físicamente) acciones contrarias a lo que nos pide nuestra mente, los pensamientos no siempre controlan y esclavizan nuestra conducta, el apego con nuestra mente nunca es definitivo,
todos los seres humanos somos libres y podemos elegir si responder o no a nuestros pensamientos (aunque a veces parezca imposible), si luchar o no con nuestra historia, tenemos la capacidad de observar nuestro pensamiento (el pensamiento es solo pensamiento en un contexto, literalmente no puede dañarnos, salvo que controlen nuestra vida) y
todos podemos tomar decisiones valiosas "con nuestras manos, pies y palabras", y decir "sí" a la vida, reconsiderando metas que no nos conducen a valores, podemos controlar nuestras elecciones, pero
no siempre podemos controlar el resultado de nuestras acciones (por muy comprometidas que sean no nos garantizan el resultado), cómo nos resulta la vida (muchas veces nuestro comportamiento valioso está limitado por las situaciones, pero el resultado de lo que hacemos no tiene por qué menoscabar nuestros valores, nuestra brújula)-;
- todos tenemos la experiencia de que los pensamientos, sentimientos, emociones, recuerdos, preocupaciones,... que en ocasiones nos impiden hacer cosas que consideramos importantes, no son estáticos, no los tenemos siempre con la misma intensidad en todos los contextos (van y vienen, suben y bajan)
e igual sucede, con nuestra la identidad (con nuestro yo) que no es estática, no es rígida, tiene muchas aristas, muchos aspectos y puede adaptarse flexiblemente a diferentes contextos, situaciones, discursos, permitiéndonos, a todas las personas, vivir de acuerdo con nuestros valores independientemente de las autoetiquetas, autocríticas, las vinculaciones con historias (roles) autoimpuestas o las identificaciones rígidas, con amor, amabilidad y benevolencia (actitudes compasivas ante uno mismo y los demás);
las personas no necesitamos reescribir nuestro pasado, tener pensamientos diferentes o sentirnos mejores antes de que sea posible una vida plena, profunda y significativa-;
-todos los humanos somos capaces de aprender sin utilizar el lenguaje, la mente (sin sus instrucciones racionales, lógicas, sin necesidad de comprender completamente), mediante la experiencia, mediante el ensayo/error, participando en la actividad (practicar y repetir), moldeándonos por sus consecuencias, como caminar, montar en bicicleta, tocar un instrumento,...-;