Introducción
La vida implica esfuerzo constante. El estrés y los desafíos son parte de ella, y no hay forma saludable de protegerse completamente de experimentar pensamientos y emociones difíciles. Es inevitable enfrentarse a eventos difíciles, pensamientos negativos y la preocupación por no alcanzar ciertos estándares en la vida. No existe un método saludable para silenciar completamente esas voces críticas en nuestra mente (Oliver y Bennett 2020).
La exigencia en la carrera del violinista. Al subirse al escenario, el violinista, gestiona estándares de perfección, se enfrenta al escrutinio de un público, tribunal, críticos, colegas y a las expectativas propias y ajenas (Burin y Osório, 2017). La carrera formativa y profesional de los músicos, particularmente violinistas, exige un alto nivel de dedicación, perfeccionismo y desempeño. Implica el desarrollo y entrenamiento de competencias motoras y cognitivas altamente complejas. Este proceso de aprendizaje suele comenzar a edades muy tempranas. La educación musical está asociada con muchos desafíos para los músicos jóvenes, con experiencias de evaluación de sus competencias y comparación con las de otros estudiantes (Pecen et al., 2018), crítica de los compañeros y autocrítica (Dobson, 2011) y dificultades para llevar a cabo la preparación mental (Osborne et al., 2014).
La evaluación constante en la educación musical. Los sistemas de formación en música clásica occidental exponen progresivamente a los estudiantes a situaciones evaluativas públicas desafiantes en un escenario ante el escrutinio de los demás. La culminación de este proceso es la actuación en una audición, donde uno de los objetivos más importantes es desarrollar un desempeño acorde con sus competencias técnicas, expresivas y comunicativas, tal y como se ha trabajado y refrendado en el ensayo previo.
Desafíos complejos para los violinistas. Los violinistas enfrentan procesos motores, cognitivos, psicológicos y emocionales complejos en contextos altamente estresantes (Philippe et al., 2019; Rocha, 2020). Cada audición, donde sus competencias son enjuiciadas y criticadas, es una situación estresante. Las audiciones son susceptibles de comparaciones, juicios y críticas. En muchas ocasiones conllevan una competencia a premios, o plazas, de acceso o trabajo, limitadas. En estos contextos desafiantes, la capacidad técnica y expresiva habitualmente no es suficiente para garantizar un rendimiento con éxito; se espera que el violinista destaque entre otros candidatos.
El impacto de la ansiedad en el desempeño musical. En algunos casos, en este contexto el estrés puede acompañarse en ansiedad al sentirse amenazado. La ansiedad se ha identificado con diversos términos: "estrés en músicos", "ansiedad de desempeño musical", "miedo escénico" y “pánico escénico”. Todos comparten la característica de un temor excesivo, en ocasiones incapacitante. Los desafíos, a los que se enfrentan los violinistas en su camino hacia una carrera profesional, incluyen presiones de padres o profesores, horarios de práctica extenuantes, aislamiento social, presión psicológica (Pecen et al., 2016), sobrecarga neuromuscular y musculoesquelética, y horarios irregulares de sueño y trabajo (Pecen et al., 2018). Incluso el propio violín y el arco, y su mantenimiento, influyen significativamente en los resultados, lo que añade una preocupación adicional. Cada violinista toca con un instrumento diferente, lo que afecta a la calidad del sonido y al juicio del jurado.
Definición y propósito de la ansiedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS. 2010) describe el estrés como "un conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para actuar". Por lo tanto, el estrés es una parte esencial de la vida y crucial para la supervivencia. Es una respuesta natural de nuestra mente y cuerpo en su adaptación a los cambios del entorno. Por otra parte la ansiedad es definida por OMS, 2004 como una respuesta adaptativa ante la percepción de peligro que desencadena una serie de cambios fisiológicos, cognitivos y conductuales para facilitar una respuesta rápida (citado en Osborne & Kirsner, 2022).
Oliver y Bennett (2020) indican que es muy probable que descendamos de las personas más ansiosas de la Edad de Piedra, ya que aquellos que eran más cautelosos y estaban más alerta ante diversas amenazas tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse. Aunque son a menudo incómodos, la ansiedad y las dudas son partes muy naturales de la experiencia humana. Experimentar estrés, miedo y ansiedad es, en muchos casos puede ser saludable y adaptativo. Ambas emociones tienen un propósito: mantenernos fuera de peligro y vivos. Las sensaciones físicas, pensamientos y acciones que acompañan al miedo y la ansiedad no son anormales o desordenadas per se (Eifert y Forsyth, 2005).
El poder, la flexibilidad y la creatividad que el lenguaje nos ha dado a los humanos son un regalo increíble. Sin embargo, el lenguaje también puede trabajar en nuestra contra y limitarnos de formas que otras especies nunca tienen que preocuparse. La ansiedad ayuda a ser cauteloso y prestar atención ante una amenaza y para evitar accidentes o lesiones. Sin embargo, el problema radica cuando nuestra imaginación , impulsada por nuestro lenguaje nos conduce a sentir ansiedad, miedo y preocupación, por un evento futuro, por cosas que nunca han ocurrido (Oliver y Bennett 2020). Este estado emocional también ha sido descrito como un conjunto de sensaciones negativas, como nerviosismo, preocupación y aprensión, vinculadas a la activación del organismo (Weinberg & Gould, 2014).
Para Pérez Álvarez (2019) “La ansiedad supone una situación en la que uno se siente expuesto sin los amarres de seguridad que hasta ahora sostenían nuestra vida. El mundo se presenta inhóspito y hostil, sin la familiaridad acostumbrada”. Casi la mitad de los músicos informan que la calidad de sus interpretaciones en un contexto público es generalmente peor que la calidad de sus interpretaciones en un contexto de práctica privada (Sokoli et al., 2022).
La ansiedad en el desempeño de los músicos (MPA) es un constructo que se utiliza para explicar y comprender las dificultades que tienen en el escenario para rendir conforme a sus competencias. La experiencia de ansiedad en situaciones de evaluación competitiva, como son las audiciones, puede resultar en un bajo rendimiento musical (Dobos et al., 2019). Habitualmente utilizan para describirla síntomas cognitivos, conductuales y/o fisiológicos, relacionados con el temor a la alteración de las habilidades de rendimiento en un contexto público (Salmon, 1990) y con efectos para la salud mental como neuroticismo y perfeccionismo (Stoeber y Eissman, 2007).
Limitaciones en la evaluación del estrés. Los investigadores no han desarrollado herramientas de evaluación que analicen de manera exhaustiva el impacto en el desempeño de estar expuesto a factores estresantes (Slavich, 2019). Epel et al. (2018) indican que los científicos han tratado habitualmente el estrés como un fenómeno singular, a pesar de la variedad de factores y de su capacidad para surgir en diferentes momentos y áreas de la vida. Se han ignorado las interacciones del estrés con la manera de ser y estar en el mundo en distintos contextos, con las características sociopsicológicas, con la historia vital de aprendizajes y con el modo de responder (emocional y físicamente), los patrones de conductas ante él. Cada uno de estos contextos puede presentar factores que aumenten o alivien el estrés, y la cultura y las características de las interacciones en cada uno de estos contextos influirán en el comportamiento (Ming et al., 2023).
Tossici et al. (2024) reconocen la importancia de ampliar el rango de investigaciones-intervenciones para comprender mejor qué enfoques son más funcionales para establecer la variabilidad en el rendimiento en contextos estresantes, en el sentido de que este no se vea deteriorado por las estrategias de manejo de dicho estrés. En el ámbito académico, desde la infancia, el estrés es un fenómeno cotidiano derivado de los constantes exámenes y evaluaciones. Se ha establecido una relación directa entre este estrés y los hábitos y estrategias de estudio necesarios para un rendimiento eficiente. Los niveles elevados de estrés ejercen una influencia negativa en la adopción de hábitos de estudio adecuados, los cuales son fundamentales para la adquisición eficiente de las competencias necesarias, y viceversa (Casalí-Turpo, et al., 2024).
La mente en la adaptación y regulación. El paradigma de la Psiconeuroendocrinoimmunología (PNEI; Bottaccioli y Bottaccioli, 2016) define el estrés como la forma fundamental en que el organismo se adapta emocional y físicamente al contexto. No es un mecanismo excepcional, sino una condición normal y funcional presente en la vida cotidiana. Los procesos de estrés permiten a cada persona responder a desafíos físicos y psicológicos. En el modelo PNEI, la mente juega un papel central en las evaluaciones que regulan emocional y conductualmente el equilibrio con el contexto. Gilbert (2014) describe tres sistemas principales de regulación emocional: uno centrado en la capacidad de notar y responder adecuadamente a las amenazas (sistema de amenaza), otro centrado en buscar y adquirir recursos (sistema de impulso), y otro centrado en el cuidado y el descanso (sistema de calma). Cuando se activa el sistema de detección de amenazas (como puede ser el miedo al fracaso de una audición, el miedo a decepcionar las expectativas de los demás, o el miedo a ser censurado), anula todas nuestras otras experiencias (la propia interpretación de la partitura) para estrechar nuestra atención y nuestras acciones disponibles para lidiar con una posible amenaza (Tirch, 2022).
La regulación del estrés en el desempeño musical y deportivo. En el ámbito del desempeño musical, al igual que en el deportivo, la regulación del estrés es fundamental para prevenir una ansiedad incapacitante durante las competiciones. El enfoque atencional puede influir significativamente en varios parámetros acústicos, fisiológicos y físicos en violinistas, tanto experimentados como novatos. En el ámbito deportivo, se sabe que el enfoque atencional impacta el rendimiento motor, pero hay poca evidencia de este efecto en la música (Allingham et. al., 2021). La ansiedad en el desempeño en un contexto competitivo puede afectar negativamente variables psicológicas, disminuir la autoconfianza y la autoeficacia y perjudicar el control atencional y la atención al presente, lo que resulta en un rendimiento inferior al de los entrenamientos (Tossici et al., 2024). Los autores proponen un protocolo integral de evaluación e intervención psicobiológica y social del individuo y del impacto del estrés y la ansiedad en la calidad del rendimiento competitivo. Recomiendan la colaboración entre profesionales, incluidos el coach mental, el psicólogo, el nutricionista, el osteópata y el fisioterapeuta, así como biólogos, médicos y kinesiólogos, en todas las etapas del entrenamiento.
Los músicos no reciben el mismo nivel de apoyo especializado que los deportistas para superar la barrera de la ansiedad; en el deporte se reconoce la importancia de la salud mental (Vella et al., 2022). Los músicos se enfrentan a una presión constante para alcanzar niveles casi perfectos en el escenario, lo que se asemeja, en términos de la tarea y la situación, a las demandas psicofísicas del rendimiento de élite en atletas (McNeil et al., 2023), aunque se diferencian en la evaluación por el mayor margen de subjetividad de los jueces de los tribunales musicales.
Mayor ansiedad en músicos clásicos. Entre los géneros de interpretación musical, los músicos de la tradición de la música clásica occidental experimentan una ansiedad más severa que los músicos de jazz o populares por su estricta formalidad (Papageorgi et al., 2013). La vulnerabilidad en el escenario, junto con la dependencia adquirida del reconocimiento de su entorno profesional y social, contribuyen significativamente a un estrés ocupacional. Esta percepción de amenaza, según destacan Kenny y Osborne (2006), convierte la ansiedad escénica en una problemática real donde el juicio externo es un factor determinante.
Desarrollo temprano de la MPA. Los niños, tan pronto como comienzan a aprender a tocar, en sus primeras demostraciones ante sus familiares y los de otros compañeros (Ranelli et al., 2011), comienzan a desarrollar conductas mentales y físicas que caracterizan a la MPA. Al principio de manera muy leve, experimentando nerviosismo, temblores, pérdida de memoria y miedo a las evaluaciones. La edad es un predictor para experimentar niveles más altos de MPA limitante, siendo los estudiantes y los músicos profesionales más jóvenes los más afectados (Butković et al., 2022). El estilo de crianza, el factor educativo parental (Aubry y Küssner, 2023) y académico pueden anticipar una futura MPA, al indicar que los predictores más altos de MPA son el género y la ansiedad de rasgo (Osborne y Kenny, 2008).
Posibles causas cognitivas. Los intérpretes citan como causas clave de la MPA en el escenario (Burin et al., 2019; Ginsborg, 2019) la fusión con contenido cognitivo subjetivo, mediada a través de su mente/persona (preocupaciones), se centra en la amenaza percibida de riesgo o peligro. Incluyen preocupaciones sobre lapsos de memoria, errores, incompetencia técnica o musical, evaluación negativa, fracaso, vergüenza
o humillación, y la incapacidad para controlar los efectos de la activación fisiológica (Fernholz et al., 2019). Steptoe (2001) y Valentine (2002) identifican tipos clave de interrupción: la catastrofización, (exageración de la probabilidad e impacto de eventos negativos/catastróficos en la interpretación), que se correlaciona fuertemente positivamente con la MPA; la preocupación por la posible evaluación negativa y la percepción aumentada de los cambios fisiológicos e interpretación de estos como indicativos de pérdida de control y colapso inevitable. Otros estilos cognitivos mal adaptativos incluyen el diálogo interno negativo (enfoque excesivo en las deficiencias percibidas), las creencias irracionales (como equiparar la interpretación con el propio valor), un enfoque excesivo en pensamientos irrelevantes para la tarea, provocados por distracciones internas o externas y rumiaciones (dudas sobre uno mismo, pensamientos negativos y críticos sobre uno mismo y su interpretación, críticas proyectadas de la audiencia y enfoque excesivo en deficiencias técnicas) (Zhukov, 2019).
Respuestas fisiológicas. Los músicos declaran respuestas fisiológicas que le impiden concentrarse en el desempeño: aumento de la actividad cardiovascular (taquicardia, palpitaciones y aumento de la presión arterial), cambios respiratorios (hiperventilación, dificultad para controlar la respiración y falta de aliento), boca seca, constricción de la garganta (dificultad para tragar), visión borrosa, sudoración y humedad, sofocos, mareos, urgencia urinaria, actividad gastrointestinal (mariposas, náuseas, vómitos, malestar estomacal, diarrea), salivación excesiva, tensión muscular y fatiga, reducción del control motor, coordinación y agilidad, parálisis transitoria de extremidades, temblores incontrolables, entumecimiento o hormigueo en extremidades y cambios hormonales (Spahn, 2015; Altenmüller y Ioannou, 2016; Guyon et al., 2020; Turan et al., 2022). Los estudiantes de música son más propensos que la población estudiantil en general a buscar psicoterapia (Vaag et al., 2021) para recibir asesoramiento y apoyo psicológico mientras se preparan para sus carreras (Chełkowska-Zacharewicz y Baran, 2023).
Trayectoria y formación de Raquel. R., una destacada violinista española de 34 años, ha recibido una formación meticulosa en el ámbito musical, tanto a nivel académico público, como privado, bajo la tutela de destacados profesores (desde los cuatro años), tanto nacionales como internacionales, en prestigiosos centros europeos. Su trayectoria está marcada por logros extraordinarios, evidenciados por calificaciones sobresalientes y premios en su formación. R. también se distingue como una estudiante de rendimiento excepcional en su formación obligatoria con una habilidad destacada para enfrentar con éxito situaciones estresantes desde la Educación Primaria hasta el Bachillerato.
Su lucha. No obstante, R. se enfrenta a un desafío que, a pesar de su excelencia técnica y habilidades musicales sobresalientes, impacta significativamente en su desempeño: el "miedo escénico" y su lucha contra MPA. En R. está intrínsecamente ligada al temor persistente a ser juzgada y no cumplir con las expectativas, tanto las propias como las de su audiencia. Se manifiesta por la paralización física y la pérdida de concentración mental en el escenario, y por un malestar e insatisfacción, con sentimientos de vergüenza y culpa. El miedo escénico no solo representa un obstáculo en su desempeño, sino que también limita su capacidad para disfrutar y expresarse con libertad artística. La ineficacia de las estrategias empleadas para superarla le lleva a cuestionarse si la raíz del problema reside en ella, en su personalidad o en experiencias infantiles que no pueden "repararse".
En la vida de R., la audición representa la culminación de un extenso proceso de dedicación y esfuerzo. A pesar de sus logros competenciales, que han sido evaluados positivamente en sus ensayos previos (mediante el visionado de sus grabaciones y la opinión de colegas y mentores), la audición le genera un cúmulo de presiones. Se reduce a un breve lapso de tiempo donde debe demostrar su competencia, e incluso su superioridad. En este momento la interpretación en solitario, especialmente cuando se realiza ante un jurado, y más aún si este jurado le conoce, conlleva un nivel de estrés mayor que la interpretación con su orquesta. Aunque en ocasiones, "muy pocas últimamente", ha podido "lidiar" con la ansiedad y ha logrado un rendimiento "al 70%" que ha sido suficiente para obtener un buen resultado, su capacidad para tocar concentrada y el malestar surgen con fuerza.
Prevalecia inalterable a pesar de las propuestas de intervención. La prevalencia de la MPA en ocasiones ha sido descrita como ubicua, epidemia y universal (Nagel, 2010). La prevalencia varía según los criterios de definición utilizados (Osborne y Kirsner, 2022), entre un 20% y un 90%, y carece de una definición común (Fernholz et al., 2019) que la caracterice en todas sus dimensiones. Su prevalencia no ha cambiado desde los primeros estudios a gran escala en la década de 1980 (Fishbein et al., 1988; Fernholz et al., 2019), lo que indica que las intervenciones disponibles en este momento no tienen un impacto significativo. Incluso existe una relación compleja y aparentemente paradójica entre el afrontamiento más generalizado, mediante la exposición y la reestructuración cognitiva, y el MPA. En muchas ocasiones están positivamente correlacionados: un mayor uso de afrontamiento está asociado con un aumento del MPA (Steptoe, 2001). "El estrés, el estado de ánimo deprimido y la ansiedad son señales de situaciones presentes, pasadas y futuras. Muchos de los intentos inmediatos para reducirlos pueden conllevar el riesgo de amplificarlos" (Dixon et al., 2023). La ansiedad, paradójicamente, cuanto más se intenta evitar o controlar, más empeora. La preocupación provoca ansiedad, y la ansiedad provoca más preocupación. Aunque los terapeutas intentan ayudar a sus pacientes, a veces pueden empeorar la situación sin querer al enseñarles a evitar o eliminar pensamientos y sentimientos desagradables. Cuestionar la validez y racionalidad de los pensamientos ansiosos e intentar eliminarlos a menudo intensifica la lucha, especialmente de manera confrontativa, lo que incrementa la ansiedad. Desafiar estos pensamientos puede darles más poder sin querer (Sears, 2021). Enfatizan en los eventos privados puede provocar que se enrede aún más en sus propios pensamientos y emociones de malestar (Gil-Luciano et al., 2016). La lucha, cuando se aplica a pensamientos, sentimientos y sensaciones desagradables y a las circunstancias que podrían ocasionarlos, es el proceso tóxico que subyace a gran parte del sufrimiento humano. La falta de aceptación y la lucha contra la ansiedad son, en un sentido real, lo que hace que la ansiedad sea desordenada (Hayes et al., 1999).
Limitaciones de la TCC tradicional; RFT Y ACT como alternativas. El proceso convencional en la terapia cognitivo-conductual tradicional de detectar, identificar, desafiar, cuestionar y cambiar los pensamientos problemáticos que acompañan a la ansiedad, aunque parecía lógico y razonable, a menudo inducía a adoptar métodos supresivos que intensificaban el impacto adverso de esos pensamientos (Dixon et al., 2023). Desde la RFT y ACT se incide en el desarrollo de la flexibilidad psicológica de las reglas que sustentan los patrones de comportamiento, en lugar de la eliminación de los síntomas: los pensamientos, emociones y sensaciones fisiológicas.
Steven C. Hayes (Thomson et al., 2023, p. v) indica que "ACT conduce naturalmente a la 'exposición' a pensamientos, sentimientos, recuerdos, sensaciones o situaciones previamente evitados. A diferencia de la exposición tradicional, ACT no busca ni promete la eliminación de la excitación emocional; el objetivo es más bien la creación de una mayor libertad de vida, la capacidad de vivir el tipo de vida que uno elige a través de una mayor flexibilidad psicológica". La exposición se centra en los valores y la autocompasión. Se trataría de permanecer en presencia de experiencias provocadoras de ansiedad, sin evitar su ansiedad. En lugar de la evitación, la disociación o la supresión de la experiencia, se practicaría evocar y encarnar con perspectiva una versión consciente y compasiva de sí mismos, lo que puede brindar coraje y estabilidad emocional mientras enfrentan sus sentimientos e impulsos basados en amenazas (Tirch, 2022).
El estrés y la ansiedad aparecen en situaciones importantes, bajo presión, que implican expectativas y valores que no se cumplen. La profunda ansiedad de R. puede ser vista como una manifestación del valor que ella asigna a su arte, su deseo de respeto profesional y su necesidad de conexión con su audiencia. Su estrés y su dolor pueden ser una consecuencia directa de sus valores que refleja su amor por la música y su deseo de excelencia, y también su necesidad de aceptación y conexión en su profesión. Según ACT (Ming et al., 2023), la historia de R. ilustra cómo el dolor y los valores están entrelazados. Las cosas que realmente nos importan en la vida están profundamente conectadas con el dolor que experimentamos; es el vínculo inextricable entre el valor y el dolor. Detrás de su ansiedad escénica, encontramos valores como la perfección, el respeto, la validación, la conexión con la audiencia y el deseo de compartir su arte. Estos valores, aunque son una fuente de estrés y ansiedad también son lo que la impulsa a ser una violinista tan talentosa. El entrenamiento en aceptación y compromiso, a diferencia de la terapia de aceptación y compromiso, se refiere específicamente a la aplicación de este enfoque para el déficit del rendimiento y reducir el estrés en un contexto profesional (Ming et al., 2023).
Objetivos. El objetivo general de este trabajo es abordar la MPA desde un enfoque contextual que la caracterice y defina como una respuesta regulada verbalmente, inflexible y disfuncional al estrés y a la ansiedad natural, que actúa como barrera en el desempeño para lograr un rendimiento eficiente y deteriora sus relaciones sociales y familiares. Se establecen como objetivos específicos diferenciar la MPA del estrés natural y motivador; contextualizar la MPA como una respuesta funcional; realizar un análisis conductual (Törneke, 2021) de R. para que tome conciencia de sus reglas y patrones de conducta en coordinación con dichas reglas; evaluar su impacto en el desempeño artístico y en su vida personal, familiar y socia; diferenciar la MPA del estrés natural y motivador; contextualizar la MPA como una respuesta funcional; explorar estrategias de afrontamiento y orientar el abordaje al problema de R. desde la Teoría de Marcos Relacionales (RFT) y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) que permitan derivar nuevas reglas flexibles y enmarcadas con sus valores personales.